Contrarrestar el delito la corrupción y las ilegalidades es la palabra de orden y más aún en este periodo excepcional que vive el país a causa de los dos huracanes que azotaron el archipiélago cubano desde el cabo de San Antonio hasta la punta de Maisí.
Al delito tenemos que cerrarle brecha y combatirlo, NO solo las autoridades del Ministerio del Interior, la fiscalía, sino todos desde el barrio, los Comité de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la comunidad entera tiene que volcarse contra esas personas inescrupulosas que ponen en peligro nuestro sistema social, quizás NO el más perfecto pero si, sin temor a equivocarme el que más hace por los desposeídos del mundo.
Bien lo ha sentenciado en infinidad de ocasiones nuestro eterno Comandante el compañero Fidel "a este pueblo hay cosas que no se le pueden tocar y una de esas es esta Revolución".
Por eso se ha desatado esta férrea lucha contra la especulación, el acaparamiento y el mal proceder social, en un país donde todos somos iguales.
Los que le hacen el juego al enemigo en esta batalla NO tendrán brecha alguna y como se dice en buen cubano tendrán que morder el cordobán.
La caña se le ha puesto a tres trozos a quienes prefieren vivir del sudor de los demás.
Fidel nos ha alertado al expresar que son precisamente los hombres los que pueden hacer que las revoluciones se derrumben.
Ninguno de nosotros dejará que eso ocurra, por eso actuar con audacia, inteligencia y realismo contribuirá a mantener todas nuestras conquistas.
"De todo se deduce una lección permanente para el verdadero revolucionario: la sinceridad y el valor de ser humildes"; un principio fidelista que nos convoca a meditar.
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